Tomado de: 18 MINUTOS -
Peter Bregman
"Cuando conocemos a alguien, siempre le formulamos la misma pregunta: "Qué haces?". Nos hemos convertido en nuestro trabajo, en nuestra profesión. Conectados veinticuatro horas al día siete días por semana vía Blackberry, comprobando obsesivamente el correo y los mensajes de voz, no dejamos ningún espacio para que se desarrollen otras facetas de nosotros mismos.
Si dedicamos todo nuestro tiempo a trabajar, a viajar para trabajar, a planificar el trabajo, a pensar en el trabajo o a comunicarnos sobre el trabajo, entonces nos consideramos trabajadores y nada más. Y mientras el trabajo vaya bien, podremos sobrevivir.
Pero si perdemos nuestro trabajo o nuestro puesto peligra, toda nuestra existencia se ve amenazada. "Formar nuestra identidad solo a partir del trabajo puede restringir nuestro sentido del YO y hacernos vulnerables a la depresión, a perder nuestra autoestima y a carecer de objetivos cuando nuestro puesto de trabajo corre riesgos", Paul Rosenfield, profesor agregado de psiquiatría de la Universidad de Columbia.
¿Quién soy si me quedo sin trabajo? Más nos vale tener una buena respuesta a esta pregunta. Sin embargo, muchos de nosotros no la tenemos. Por suerte, una vez que nos damos cuenta de ello, podemos hacer algo al respecto.
Podemos diversificarnos.
No me refiero a diversificar nuestro dinero, aunque tampoco es mala idea. Me refiero a diversificarnos a nosotros mismos, de modo que cuando nos falle una identidad las demás nos mantengan a flote. Si perdemos nuestro trabajo pero nos identificamos apasionadamente como padre o madre, entonces estaremos bien. Si tenemos una identidad religiosa fuerte o nos consideramos artistas, estaremos bien. Si nos vemos como un atleta, o sencillamente, como un buen y leal amigo, estaremos bien.
No obstante, esto no es todo: no es suficiente con considerarnos de cierta forma: debemos actuar en consecuencia. Fomentarlo a lo largo del año, día tras día. Si se identifca como padre pero no pasa tiempo con sus hijos, no le servirá de nada. Tampoco si la religión es importante para usted pero casi nunca participa en actividades religiosas.
Uno de los obstáculos es el dinero. Para muchas personas, su obsesión con el trabajo está relacionada con la necesidad de tener suficiente dinero para mantenerse a ellas mismas o a su familia ¿Cómo podemos trabajar menos y, aún así, sobrevivir?
Quizá sea la única forma de no solo sobrevivir, sino de mejorar. Dar menos importancia a nuestro trabajo también es una forma de aumentar la productividad.
Y tener múltiples personalidades también nos ayudará a rendir mejor en cada una de ellas, porque aprenderemos cosas como atleta, padre o poeta que nos harán mejor empleado, líder o amigo. De modo que cuanto más invierta en sus identidades múltiples, menos probabilidades habrá de que pierda alguna.
Si todavía cree que solo trabajando podrá mantener su estilo de vida, entonces vale la pena que busque formas de moderar su estilo de vida para no perder la vida intentado mantenerlo.
CONSEJO.
Haga caso omiso de los correos electrónicos y váyase a cenar con la familia. Salga del trabajo a una hora decente y juegue un partido de tenis con un amigo. Fije rituales que tengan significado para usted y cumplalos religiosamente. Y, lo más importante, sea coherente: hacer lo mismo repetidamente fortalece nuestra identidad a medida que pasa el tiempo.
La vida no solo consiste en una parte de usted, sino en todas sus partes. No divida, INTEGRE"
El ser humano debe de ser integral en todas sus áreas; bien lo quieres expresar, pero los afanes nos acaban volviendo agentes automáticos de un sistema que nos absorbe en campos específicos. Por mi parte yo lo hago para callar otras áreas en las que no quiero trabajar, quizá por miedo a enfrentar la realidad, y ahí es en donde llega el enfrascamiento y el atraso de realizar muchas cosas a las que se le temen hacer y que son necesarias.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! me gustó mucho tu post.
Un abrazo.
A mi también me llego en HORA buena cuando lo leí! Abrazo
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